Cielo sobre Tierra, una armonia de opuestos .
ASALTO POÉTICO J. L. Padilla Corral
19-09-2022
Sin compasión…
como si transcurrieran los días y las noches inexorablemente.
Sin compasión,
los seres se atormentan,
los humanos se aspavientan.
Sin compasión…
sin miramientos, los seres se agreden y persiguen,
se insultan o se “indecencien”.
No…
no existe la pausa moderada,
la parada de descanso.
Sin compasión, el ser se atormenta por lo que de él piensan
o por lo que él piensa de otros.
Sin compasión
se acrecientan las maledicencias como brumos de tormentas inacabables.
Sin compasión…
las especulaciones aumentan,
las colas de hambre se incrementan,
mientras…
mientras, los poderes,
sin otra cosa que el cotilleo que aportar,
siguen machacando con su ideología,
con su mal alimento,
con su detrimento
y su oligarquía
a la gran mayoría,
a esa gran mayoría que se quedó atrás
porque no la dejaron seguir,
a esa gran mayoría que desapareció en las tinieblas de los cementerios,
a esa gran mayoría que quedó atrapada en la incapacidad por
la simple y terrible situación de no ingerir alimento.
A esa gran mayoría que se le dio la esperanza
de llegar a ser… algo, alguien,
como si viviéramos permanentemente subiendo escaleras,
esa gran mayoría se caía
porque los peldaños eran… falsos, resquebradizos, con trampas.
A esa gran mayoría que culminaba sus espejismos de fantasías
derrotados, aceptando la miseria de la ayuda,
de ayuda miserable
de ésa que te conserva por ganar medallas de logros.
Esa gran mayoría que,
aunque lograra el alimento,
todo su afán y cotidianidad era el tripalium,
trabajar y trabajar para pagar y pagar,
para deber y deber y estar siempre agradecidos
al burócrata, al ricachuelo heredado de turno,
al mandatario que además, por si fuera poco, se decía…
se decía o elegido por los dioses o por los pobres miserables,
que se hacían la ilusión y el gozo de haber elegido al mejor,
el cual, bajo ese ordenamiento de los electores,
podía hacer con la muchedumbre lo que quisiera,
los castigaría, los impugnaría, los falsificaría…
haría todo tipo de juegos de justicias
-“justicias…”-
porque había sido elegido,
y la elección le había dado la orden de tener esclavos.
No les llamaban “esclavos”,
los llaman “electores”, “votantes”,
Era como un anticipo de que íbamos a ser basura que iban a tirar
¡por orden nuestra misma!, por haberlos elegido.
Ay de aquellos que son elegidos por otros que no se sienten capaces,
porque dirigismos de políticos aberrantes se sitúan en la cima
bajo mandato del llamado “pueblo”
y arrasan con sus consignas salvadoras.
El terror es su espada.
El temor es su reclamo.
Ay de aquel que se atreva a contestar lo contrario.
Porque aquel que se atreve a contestar lo contrario fue el que le eligió,
pagará muy cara su actitud,
su atrevimiento será borrado de la historia,
será apartado de cualquier logro,
será ignorado por las evidencias.
Anda a tropelerías la humanidad,
cabalgando entre…
ay…
entre trampas y trampas,
tratando de demostrar sus piedades,
ay,
sus piedades, sus bondades y sus bellezas,
en actos ceremoniales
que si pueden ser de luto mejor
porque así mostrarán sus caras preocupadas
y responsables.
Ay…
Y todos seguirán ese relato
con la tenue aspiración de que
quizás algún día,
algún día que nunca existirá,
podrán alcanzar algún aspecto de la lozanía
de los que permanentemente están por mandar…
sin piedad.
Con Versos converso